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Odnośniki

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tono incrédulo:
 ¡Ay, Dios! ¡Las mujeres!  Luego se echó a reír, aflojó los músculos y
preguntó : ¿Y qué vio?
 No mucho  respondió sacudiendo lentamente la cabeza . Cuando
Miles volvió a cenar aquella noche, le dijo a ella que tenía una cita con una
chica en el St. Mark, y añadió, para exasperarla, que aquélla era la ocasión
de conseguir el divorcio que deseaba. Al principio, Iva creyó que estaba
tratando, sencillamente, de irritarla. Él sabía que.
 Conozco la historia de la familia. Sáltatela... Dime qué hizo ella.
 Lo haré si me dejas. Cuando él se fue, Iva empezó a pensar que quizá
estuviera citado de verdad. Tú conocías a Miles, y hubiera sido muy suyo.
 Puedes ahorrarte también lo relativo al carácter de Miles.
 Lo que debería es no decirte nada  dijo el abogado . Iva sacó el
coche del garaje, fue al St. Mark y se quedó sentada detrás del volante,
enfrente del hotel. Vio salir a Miles, que iba siguiendo a un hombre y a una
mujer. Me dijo que la misma chica con quien te vio anoche a ti. La chica
salió delante de él. Entonces comprendió que Miles estaba trabajando.
Supongo que esto la desilusionó y enfureció; al menos esa impresión me dio
al oírla. Siguió a Miles lo bastante como para asegurarse de que,
efectivamente, estaba siguiendo a la pareja, y entonces fue a tu casa. Tú no
estabas.
 ¿A qué hora fue eso?
 ¿Cuándo llegó a tu casa?
 La primera vez entre nueve y media y diez.
 ¿La primera vez?
 Sí. Estuvo dando vueltas en el coche durante media hora y volvió a
probar suerte. O sea, que llegarían a eso de las diez y media. Tú aún no
estabas en casa. Se dirigió al centro de la ciudad, entró en un cine para
hacer tiempo y allí se estuvo hasta bastante después de las doce, pensando
que a esa hora sería más probable encontrarte en casa.
 ¿Entró en un cine a las diez y media?  dijo Spade, con expresión
cejijunta.
 Eso me dijo, en el cine que hay en la Powell Street, que está abierto
hasta la una. No quiso volver a casa porque no quería que Miles llegara
después que ella. Por lo visto, a Miles solía sacarle de quicio que ella llegara
después que él, sobre todo más tarde de las doce. Se quedó en el cine hasta
que cerró.
En un punto, las palabras de Wise comenzaron a salir más lentamente,
y en sus ojos pudo apreciarse un brillo sardónico.
 Me dijo que decidió no volver a tu casa. No estaba segura de que te
gustara el que fuera a verte tan tarde. Así que se fue a Tait, en Ellis Street,
comió algo y regresó a casa... sola.
Wise empezó a mecerse en el sillón aguardando a que Spade dijese
algo. La cara de Spade carecía de expresión.
 Tú... ¿la creíste?
 ¿No la crees tú?  replicó Wise.
 ¿Cómo lo voy a saber? ¿Cómo voy a saber si todo eso es un cuento
que inventasteis entre los dos para colocármelo a mí?
 A los desconocidos no debe resultarles fácil que les aceptes un
cheque, ¿verdad, Sammy?
 A puñados, no. Bueno, ¿y qué más? Naturalmente, Miles no estaba en
casa. Ya serían las dos. Tenían que verlo. Y Miles estaba muerto.
 Miles no estaba en casa  dijo Wise . Parece que la enfureció de
nuevo el que Miles no hubiese llegado antes que ella, ya que esto le hubiera
permitido a ella enfurecerle a él. Entonces sacó el coche otra vez y volvió a
tu casa.
 Y yo no estaba. Estaba viendo el cadáver de Miles. ¡Santo Dios! ¡Qué
de vueltas! ¡Qué tiovivo es éste! ¿Y después?
 Volvió a su casa. Su marido aún no había regresado, y mientras se
estaba desnudando llegó tu mensajera con la noticia de la muerte de Miles.
Spade no habló hasta que no acabó de liar y encender con gran cuidado
otro cigarrillo. Entonces dijo:
 No está mal pergeñado. Parece coincidir con la mayor parte de los
hechos que conozco. Seguramente lo creerán.
Los dedos de Wise, al peinar otra vez el pelo, hicieron caer más caspa
sobre los hombros. Estudió la cara de Spade con curiosidad y le preguntó:
 Pero ¿tú te lo crees?
Spade se sacó el cigarrillo de entre los labios.
 Ni lo creo, ni lo dejo de creer, Sid. No sé una palabra del asunto.
Una sonrisa agria torció la boca del abogado. Movió los hombros
cansados y dijo:
 Eso es. Te estoy engañando. ¿Por qué no te buscas un abogado
honrado, uno de quien te puedas fiar?
 Murió hace mucho  dijo Spade al ponerse en pie . Te estás
volviendo picajoso, ¿eh? Como ya no tenga bastantes cosas en qué pensar,
ahora tendré, además, que recordar que debo tratarte con mucha cortesía.
¿Se puede saber qué he hecho? ¿Acaso se me olvidó hacer una genuflexión
al entrar?
Sid sonrió, algo abochornado:
 Sammy, eres un pelma  dijo.
Effie estaba de pie en medio del primer despacho cuando Spade entró.
Miró a Spade con ojos de preocupación y le preguntó:
 ¿Qué ha pasado?
La expresión de Spade se tornó grave, al responder:
 ¿Qué ha pasado, dónde?
 ¿Por qué no vino ella?
Spade dio dos zancadas, agarró a Effie por los hombros y le gritó a la
cara, aterrada:
 ¿No llegó a tu casa?
Effie sacudió violentamente la cabeza de uno a otro lado.
 Estuve esperando y esperando, y no llegó. Y no pude encontrarte por
teléfono, y por eso he venido.
Spade retiró las manos bruscamente y las hundió en los bolsillos del
pantalón.
 Otro tiovivo  dijo dando voces de furia, y entró en su despacho. Pero
volvió a salir y ordenó : Llama a tu madre. A ver si ha llegado.
Comenzó a pasear por el despacho mientras la muchacha telefoneaba.
Cuando acabó, le dijo:
 No. ¿La... la enviaste en un taxi?
El gruñido de Spade probablemente quería decir que sí.
 ¿Estás seguro de que ella...? ¡Alguien ha tenido que seguirla!
Spade dejó de pasear. Se puso en jarras y lanzó una mirada de enojo a
la muchacha. Luego dijo, a gritos desmesurados:
 ¡No la siguió nadie! ¿Me has tomado por un colegial? Antes de meterla
en un taxi me aseguré de que no nos seguían. Luego fui con ella durante
doce manzanas para estar más seguro todavía. Y la seguí durante otras seis
manzanas después de bajarme del taxi en que iba ella.
 Sí, pero...
 Pero no llegó. Ya me lo has dicho. Lo creo. ¿Es que crees que
sospecho que sí que llegó a tu casa?
Effie ahogó un puchero.
 Lo que es seguro es que te estás portando como un colegial.
Spade hizo un ruido gutural extraño y se dirigió a la puerta que daba al
pasillo general.
 La voy a encontrar aunque tenga que levantar el alcantarillado 
dijo . Tú quédate aquí hasta que yo vuelva o hasta que sepas de mí. Por el
amor de Dios, a ver si conseguimos hacer algo a derechas.
Salió, recorrió la mitad del camino hasta los ascensores, deshizo el
camino y abrió la puerta del despacho. Effie estaba sentada delante de su
mesa.
 Debieras conocerme lo bastante bien como para no hacerme caso
cuando me pongo así  le dijo.
 Si crees que te hago el más mínimo caso, estás loco  repuso Effie.
Cruzó los brazos y se palpó los hombros para añadir, con un gesto equívoco
de la boca : Eso sí, hasta dentro de dos semanas no voy a poder ponerme
un vestido de noche, bruto, más que bruto.
Spade sonrió humildemente y dijo:
 No sirvo para nada, amor mío.
Y luego de hacer una profunda reverencia, volvió a salir.
En la parada de taxis de la esquina había dos taxis amarillos. Los
conductores estaban juntos, charlando, Spade se llegó a ellos y les
preguntó:
 ¿Por dónde anda el taxista rubio y colorado que estaba aquí esta
tarde?
 Se fue a hacer un servicio  dijo uno de los conductores.
 ¿Volverá aquí?
 Supongo.
El segundo conductor señaló con la cabeza calle abajo y dijo:
 Ahí viene.
Spade fue hasta la esquina y permaneció junto a la calzada hasta que el [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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